lunes, 9 de junio de 2014

Des-ovillar.

Otro sol de otoño atraviesa la ventana vidriada del comedor, otro domingo, otra infancia.
Otros durazneros, otros limoneros. 
Otra higuera, otros cactus. 

Los granados, el olivo, la parra de mi abuelo.
La hamaca, el diario matutino, la bolsa de los mandados, el pan. 
"Valerito ¿Qué pasóoo?"

Las botas amarillas y azules, para chapotear en los charcos bajo la lluvia.
El "crunch-crunch" de las piedritas en la calle de tierra. 
La primera Aurorita, herencia del vecino. 
La llegada a Buenos Aires, con un sistema respiratorio desarrollado en otro clima.

Y el mismo sol de otoño atravesando esta ventana, parapetada por cartones de cinco  miligramos; 
una casa sin cerramientos, frío calando huesos.
Pisón, rastrillo y pala como juguetes.