sábado, 29 de agosto de 2015

Des-órbita-2

Yo te miraba.

En tu cara de niño
un universo
invitaba a sobrevolar
praderas,
cielos,
montañas,
valles
y mares de estrellas;
trampolín de ensueño,
universo de universos.


Yo te miraba.

En el borde de tu sonrisa
un haz de luz tomaba mi mano,
me mostraba una arboleda verde,
una melodía de enero,
brisa de verano
acariciando mi rostro.


Yo te miraba.

El bigote ocultaba
tu lunar color chocolate,
ese que reposa mansamente
en la mitad del camino
entre tu boca y tu nariz;

infancia de guardapolvos blancos
de fotografía escolar
de serenidad latente
tan-bién oculta en tu bigote,
en tus manos,
en tus brazos,
en los lunares de tu espalda
que yo
te miraba
cuando tus ojos
no me miraban a mi.

miércoles, 17 de junio de 2015

Drang

Podía haberte dicho 
que también leí a los autores
que, como a muchos,
te melancolizaban.

No hacía falta.
No hacía falta.

Podía haberte nombrado 
a todos mis muertos
que también me jalan, 
-de cuando en vez-
hacia el agujero.

No hacía falta.
No hacía falta.

Podía haberte buscado
y abrazarte hasta extraviar el cuerpo,
como se abraza a una piedra,
a un mástil,
o al tapial donde contaba para jugar
a la buscadora de los escondidos.

No hacía falta.
No hacía falta.

Podía haberte devuelto
un cúmulo de palabras vacías
para abrir el juego infinito
de los espejos rotos.

No hacía falta.
No hacía falta.

Podía haber estampillado ese sobre
que guarda un puñado de palabras
sobre recuerdos siempre engañosos.

No hacía falta.
No hacía falta.

Podía haberme puesto el chaleco de once varas
bajo el paracaídas,
antes de subirme a la avioneta
para sobrevolar los bordes
desde la poesía ominosa;
mas no hace falta.

No hace falta.



viernes, 30 de enero de 2015