Su perfume en mi remera, como un capricho.
Todo lo que dejó su abrazo de compromiso.
Nave.
Naufragio.
Galera.
Más naufragio.
Perfume... Perfume... Perfume...
Su chopp inerte, vacío sobre la mesa negra.
La silla en su posición final. Post mortem.
El ventilador grita de mutilación.
Sus ojos ciegos de rencor.
Sus brazos mutilados de silencio.
Y esa garganta decapitada...
Fumo; pero ese perfume…
Nada.
Vacío.
Viento.
Silencio.
Soledad.
Continúo como cuando comencé.
14/4/2010
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