viernes, 16 de diciembre de 2011

Quinto día libre de nicotina.
Un kilo por día.
Soy un cerdo.
Dieta o ropa nueva. No me sobra un cobre ni para la dieta, ni para la pilcha.
“Vendé un par de cosas”, dijo Mary.
Solo tengo libros –nienpedos-
La inflación tira, tira para arriba, tira.
Los subsidios bajan, el transporte aumenta.
La inseguridad es una sensación y la soja es un YUYITO.
El alquiler se fue al carajo, luz, gas, agua, MUNICIPAL, municipal. Todo en alza.
“Relajá”, dice mi terapeuta.
Debería hacer algo mas para modificar mi situación, la amputación del eterno malestar
(mientras Flora se  relame la boca, marcada desde la mesa).
A la mitad. Todo. Siempre.
MDM.
El SDM se me caga de risa.
El súper es misión imposible.
El nutricionista pide bis.
Me garcan desde arriba de un puente (seis años de no aprendizaje-desarrollo).
La cometa está imposible, de la navidad, ni hablar –mejor-.
“Relajá”, dice mi terapeuta.
No. Olvidate.
Olvidate de los subsidios.
El SAC es un chiste.
La Garrote está picante (pobres pibes).
Se oyen explosiones y no es el Parque de la Costa.
La poesía aúlla de inanición.
Pobres pibes.
Todo bien Piaget, pero los pibes tienen hambre.
“Relajá”, dice mi terapeuta, “es la vida que te tocó”.
Soy una amalgama de percepciones en carne viva.
Amo mis ojos sorprendentes. (“¿Qué es lo que importa en una acción, su fondo o su forma?) Pobre pelotudo, Barreda.
Voy familiarizándome con mi enfermedad, acaricio su rostro, me aburro del exterior.
“Relajá, son demasiadas exigencias a la vez”